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Con esta entrada, escribo la última reseña del año.
Se trata de una etapa, la última, de la vida de Lucrezia de Medici. Ante nosotros tenemos una novela, basada en hechos reales, pero ficcionada por necesidades del argumento.
O.Farrell da vida a una joven Lucrezia, recién entrada en la adolescencia, aunque nos la presenta desde bebé. De por sí, pertenece a una familia rica de Floerencia: los Medici; pero muy joven se ve casada con un hombre al que apenas conoce y que podría ser su padre. La misión de Lucrezia es darle un heredero.
Aunque el rol principal de la duquesa es proporcionar un hijo al duque, la autora introduce la segunda obsesión de su marido: hacer un retrato de casada para su esposa.
Durante el tiempo que permanecen casados, y al ver que Lucrezia no trae al mundo al ansiado descendiente, se producen intrigas, conspiraciones y asuntos turbios en palacio.
O´Farrell, en las ultimas páginas de la novela, explica al lector por qué ha decidido cambiar algunas situaciones, personajes y nombres. Lo fundamental, es cómo la joven Medici se convirtió en duquesa, cuando no le tocaba, y cómo acabó sus días a manos de un esposo, que jamás tuvo descendencia.
¿Nos adentramos en palacio?
