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En la década de los 60 del siglo pasado, se construyó la presa de Asuán, Egipto. Se planteaba un problema: todo lo que hubiera a su paso quedaría bajo las aguas, incluido el templo de Abu Simbel. Para trasladar el templo piedra a piedra y ubicarlo en un lugar más alto, la autora nos presenta a Avery (ingeniero encargado del traslado) y a su mujer, Jean.
Una vez en Egipto, ocurre un hecho que cambiará sus vidas; y el traslado de Abu Simbel dejará de ser el protagonista. Desde ahí, Michaels nos cuenta la historia de ambos, partiendo desde la infancia hasta el momento actual. Los hechos se entretejen para finalizar en el mismo lugar en el que comenzó todo: Egipto.
Si me preguntáis qué me ha parecido la novela, os contestaré que me ha gustado. Esperaba mucha más acción en Egipto, y por eso, he de decir que me ha parecido interesante, pero no ha cumplido mis expectativas. Si buscáis faraones, momias, maldiciones etc, aquí no lo encontraréis. Eso sí, como contexto histórico es más que aceptable.