La ley del desierto

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Esta vez me he retrasado un poco, pero os traigo la segunda parte de la saga El juez de Egipto. 

Seguimos teniendo a Pazair como protagonista. Ahora ha sido condenado a muerte por un crimen del que es inocente. 

Recordamos que en la primera entrega, él y Neferet descubren un complot contra Ramses. Alguien quería deshacerse del faraón y ellos se ven metidos en el ajo. Pues bien, Pazair ha sido condenado y deportado. Es aquí donde toma importancia su joven esposa y su amigo Suti, a los que no se ha tenido en cuenta y es como si nadie supiera de su existencia; pero no es así. Ambos, pelearán hasta sacar a Pazair de ese infierno y demostrarán que éste no es culpable del crimen del que se le acusa.

La acción principal de la novela desarrolla esa lucha constante e incondicional para liberar al joven juez. Neferet y Suti se convertirán en los protagonistas indiscutibles de esta trama de complots, misterios e injusticias. 

Gracias a la maestría del autor volvemos a enfrentarnos a un fiel reflejo del Egipto de la época, donde podemos ser testigos, de tradiciones, comidas, hábitos y un largo etc.

Con este segundo libro volvemos a sumergirnos en un mundo por muchos admirado. El Antiguo Egipto, al menos para mí, sigue siendo llamativo y enigmático; y todo lo que me acerque a él es bienvenido. Ni que decir tiene, que Jacq inventa tramas atractivas pero a la vez instructivas porque, en mi opinión, utilizar a un juez como protagonista en una novela del Antiguo Egipto ayuda a ver ese período desde otro punto de vista. No sólo hay faraones y momias; si no también, unos egipcios con trabajos más mundanos, pero a la vez más cercanos. Ya no solo asistimos a la construcción de las pirámides, ni a los grandes festines de palacio...; Jacq nos ofrece una visión, a modo de ver, más realista y cercana. Esta es una de las razones por las que me gustó tanto esta trilogía. 

¿Conseguirán Neferet y Suti liberar a Pazair? ¿Se hará justicia?