En esta entrega, el paleontólogo y el escritor vuelven a reunirse varias veces en lugares diferentes para dar forma a un libro que hace pensar al lector sobre el abismo que diferencia a los seres humanos de los animales. Siempre se ha dicho que los animales son seres irracionales, que no tienen inteligencia. Bueno, si leemos las conversaciones de estas personas nos daremos cuenta de por dónde van los tiros.
Como siempre, Millás es el receptor del conocimiento y erudición de su compañero de aventuras. Arsuaga, es el transmisor que tiende a abrumar al autor con comentarios fuera de lugar, que a mi modo de ver, no muestran más que una impaciencia explícita por querer finiquitar el asunto cuanto antes.
Ambos hombres son difentes. Recordemos que el paleontólogo es descrito como el sapiens, y Millás como el neardental. A todo esto he de añadir, que las dos primeras entregas me han gustado más; quizá por la temática, pues el enfoque y le redacción son idénticos.
En esta ocasion, a Juan José Millás le someten a un " experimento" que deja al descubierto lo que la mente humana es capaz de hacer. Pero, cuidado con confundir mente y cerebro...
Si no habéis comenzado la trilogía, os recomiendo que lo hagáis; pero leed los libros en orden, de lo contrario, os podéis perder.