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De la Feria del Libro del año pasado me traje esta novela. Me enamoró su portada, y su título. Nada sabía del autor. Era el primer acercamiento.
Si os hablo de Virginia Woolf seguro que, al menos, os suena. Pues bien, este señor era su marido; del que adoptó el apellido. Leonard Woolf vivió varios años en Sri Lanka, que utilizó como escenario de esta novela.
Esta obra, que aparece editada junto a varios relatos del mismo autor, fue escrita en 1913, cuando el imperio británico se extendía por los cinco continentes, con importantes colonias en Asia y África. Allí nos vamos: a Sri Lanka, antiguo Ceilán.
El conocimiento del autor sobre el lugar es extraordinario. La descripción de paisajes es sublime; así como el retrato de las costumbres y gentes del lugar. Woolf nos adentra en la selva para meternos de lleno en la vida de una pequeña aldea donde cada uno tiene un rol, donde los clanes se ubican en su lugar, y donde el hombre blanco es visto como un extraño.
La visión que Woolf hace del colonialismo se puede equiparar a Kiplin o Foster; maestros en la materia. Nos situamos en el lado del colonizado, que muestra una realidad muy diferente a la que los medios hacían llegar.
Si queréis conocer otro punto de vista y adentraros en la obra de Woolf, ésta es una buena ocasión. La novela es corta, pero he de reconocer que a veces se hace tediosa; aunque merece la pena darle una oportunidad.
¿Qué se esconde en la selva?
No termina de convencerme esta vez y con tanto por leer... Lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
No está entre las mejores lecturas del año, pero ha sido interesante.
EliminarBesotes.
¡Holaaaa!
ResponderEliminarPues nunca he leído a este autor, pero la verdad es que de momento lo dejo pasar, que tengo muchos pendientes.
¡besotes!
A veces hay que priorizar. Ya me contarás. Besos.
EliminarHola, no conocía el libro y tampoco he leído al autor, no obstante, no creo que me anime con él.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
Bueno, quizá más adelante te apetezca. Un beso.
EliminarHola!
ResponderEliminarNo sabía que el marido de Virginia también escribía, pero tampoco es lo que suelo leer.
Un beso