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No sé si esta lectura es apropiada para el momento que estamos atravesando, o si por el contrario, puede sonar a chiste.
Sí, el título desvela el argumento. Una plaga asola la Europa medieval, llevándose con ella a miles de personas. Se trata de la peste; esa enfermedad que hizo estragos en una sociedad inculta y asustadiza, que vació ciudades enteras, y cuyo origen estaba en las pulgas de las ratas. Animales que campaban a sus anchas por calles y casas.
Nos adentramos en el medievo español, en el que un médico judío debe abandonar el país al verse perseguido por sus creencias. Cambiando de apellido y ocultando su secreto llega a la corte del rey Eduardo de Inglaterra, pasando antes una temporada en Avignon. En la ciudad francesa traba amistad con altos cargos eclesiásticos, que le recomiendan como médico para ejercer en la corte del monarca inglés.
A Alejandro le aquejan varias desgracias que le acompañarán el resto de sus días.
La otra cara de la moneda, la forma un grupo de científicos de la actualidad, que deben enfrentarse a un hecho con el que no contaban y que les va a devolver a los orígenes de la enfermedad.
En esta novela no falta el amor, la traición ( vista desde la óptica medieval) y el conocimiento de plantas y potingues, así como de la medicina actual.
Creo que la autora ha hecho un buen trabajo de investigación, pero me gustaría aclarar que los capítulos dedicados a la actualidad me han resultado menos interesantes que los medievales. Con todo y con eso, recomiendo una novela, que en tiempo de pandemia puede darnos una idea de cómo se afrontó una de las más terribles enfermedades de la historia de la Humanidad.
¿Nos vamos con Alejandro?
